lunes, 13 de diciembre de 2010

"La cena" y nuestra amada tertulia - Fin del primer año

Una noche más nos reunimos Vivky, Joaquín, Susana, Cristina, Paloma y servidor. En la librería Fuentetaja hacía bastante calor, y el vino ayudó reforzar esta sensación.

Durante la cena se comentó que el libro de Herman Koch, "La Cena" no había dejado a nadie indiferente. Joaquín comentó que le parecía un libro "piscinero" jejeje de estos que se pueden leer de una sentada en la piscina, Susana comentó que, si bien al principio le había gustado el libro, luego la estructura, el desarrollo de los personajes, y el desenlace le habían defraudado. Se comentó también que había gustado el libro, en especial el debate que suscita entorno a la sociedad actual, la "deshumanización" en ña que se encuentra la sociedad actual y sus consecuencia.

Curiosamente el autor, que vive en Barcelona, se había inspirado en un hecho real de unos muchachos que quemaron un cajero con un inmigrante dentro. En general el debate fue yendo hacia la parte moral que suscita, e incluso se mencionó Vargas Llosa y su maravilloso discurso en la recogida del premio nobel. Susana comentó que lo publicaría en el blog.

Al final de la cena comentamos, como cierre del año, la cantidad de buenos momentos que habíamos pasado juntos, lo que nos gusta y aporta la tertulia: los nuevos libros que vamos descubriendo, las formas y claves tan distintas de cada uno de entender el mismo libro y que nos enriquecen, el placer de pasar un buen rato disfrutando del amor a la literatura entre amigos, e incluso la excusa de tener un agradable compromiso cada mes entre caras conocidas.

Se comentó la posibilidad de ampliar el grupo a "savia nueva" para el año que viene, y se echo de menos a los que se hayaban ausentes por el motivo que fuera.

Los libros que se mencionaron fueron:
* El sueño del Celta, de Vargas Llosa. Libro elegido para comentar en la próxima tertulia.
* Carta a D, de Andr´r Gorz
* Que el vasto mundo siga girando, Colum McCann
* El menor espectáculo del mundo, de Félix J. Palma
* La casa de la familia xxxx, de Cristina Barrios
* Pantaleón y las visitadoras de Vargas Llosa
* Olvidado Rey Vodoo, de Ana María Matute
* Los invitados al jardín, de Antonio Gala
* Las travesuras de una niña mala, de Llosa
* Los miserables, de Victor Hugo
Otros títulos:
* Ojos de agua, de Domingo Villar
* La playa de los ahogados, de D. Villar


Se propone el 14 de enero la próxima tertulia en casa de Susana. ¡Que disfrutéis del libro y feliz navidad y mejor año nuevo!

Hugo.

Elogio de la lectura y la ficción. Discurso de Mario Vargas Llosa en la entrega del Nobel

Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con el capitán Nemo veinte mil leguas de viaje submarino, luchar junto a d'Artagnan, Athos, Portos y Aramís contra las intrigas que amenazan a la Reina en los tiempos del sinuoso Richelieu, o arrastrarme por las entrañas de París, convertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte de Marius a cuestas.
La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura. Mi madre me contó que las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias que leía pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final. Y acaso sea eso lo que me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongando en el tiempo, mientras crecía, maduraba y envejecía, las historias que llenaron mi infancia de exaltación y de aventuras.
Me gustaría que mi madre estuviera aquí, ella que solía emocionarse y llorar leyendo los poemas de Amado Nervo y de Pablo Neruda, y también el abuelo Pedro, de gran nariz y calva reluciente, que celebraba mis versos, y el tío Lucho que tanto me animó a volcarme en cuerpo y alma a escribir aunque la literatura, en aquel tiempo y lugar, alimentara tan mal a sus cultores. Toda la vida he tenido a mi lado gentes así, que me querían y alentaban, y me contagiaban su fe cuando dudaba. Gracias a ellos y, sin duda, también, a mi terquedad y algo de suerte, he podido dedicar buena parte de mi tiempo a esta pasión, vicio y maravilla que es escribir, crear una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, que vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y torna la muerte un espectáculo pasajero.
No era fácil escribir historias. Al volverse palabras, los proyectos se marchitaban en el papel y las ideas e imágenes desfallecían. ¿Cómo reanimarlos? Por fortuna, allí estaban los maestros para aprender de ellos y seguir su ejemplo. Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia. Faulkner, que es la forma -la escritura y la estructura- lo que engrandece o empobrece los temas. Martorell, Cervantes, Dickens, Balzac, Tolstoi, Conrad, Thomas Mann, que el número y la ambición son tan importantes en una novela como la destreza estilística y la estrategia narrativa. Sartre, que las palabras son actos y que una novela, una obra de teatro, un ensayo, comprometidos con la actualidad y las mejores opciones, pueden cambiar el curso de la historia. Camus y Orwell, que una literatura desprovista de moral es inhumana y Malraux que el heroísmo y la épica cabían en la actualidad tanto como en el tiempo de los argonautas, la Odisea y la Ilíada.Si convocara en este discurso a todos los escritores a los que debo algo o mucho sus sombras nos sumirían en la oscuridad.
Son innumerables. Además de revelarme los secretos del oficio de contar, me hicieron explorar los abismos de lo humano, admirar sus hazañas y horrorizarme con sus desvaríos. Fueron los amigos más serviciales, los animadores de mi vocación, en cuyos libros descubrí que, aun en las peores circunstancias, hay esperanzas y que vale la pena vivir, aunque fuera sólo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias.Algunas veces me pregunté si en países como el mío, con escasos lectores y tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde la cultura era privilegio de tan pocos, escribir no era un lujo solipsista. Pero estas dudas nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre escribiendo, incluso en aquellos períodos en que los trabajos alimenticios absorbían casi todo mi tiempo. Creo que hice lo justo, pues, si para que la literatura florezca en una sociedad fuera requisito alcanzar primero la alta cultura, la libertad, la prosperidad y la justicia, ella no hubiera existido nunca. Por el contrario, gracias a la literatura, a las conciencias que formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al desencanto de lo real con que volvemos del viaje a una bella fantasía, la civilización es ahora menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a humanizar la vida con sus fábulas. Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola.Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. Cuando la gran ballena blanca sepulta al capitán Ahab en el mar, se encoge el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú. Cuando Emma Bovary se traga el arsénico, Anna Karenina se arroja al tren y Julien Sorel sube al patíbulo, y cuando, en El Sur, el urbano doctor Juan Dahlmann sale de aquella pulpería de la pampa a enfrentarse al cuchillo de un matón, o advertimos que todos los pobladores de Comala, el pueblo de Pedro Páramo, están muertos, el estremecimiento es semejante en el lector que adora a Buda, Confucio, Cristo, Alá o es un agnóstico, vista saco y corbata, chilaba, kimono o bombachas. La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez.
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De niño soñaba con llegar algún día a París porque, deslumbrado con la literatura francesa, creía que vivir allí y respirar el aire que respiraron Balzac, Stendhal, Baudelaire, Proust, me ayudaría a convertirme en un verdadero escritor, que si no salía del Perú sólo sería un seudo escritor de días domingos y feriados. Y la verdad es que debo a Francia, a la cultura francesa, enseñanzas inolvidables, como que la literatura es tanto una vocación como una disciplina, un trabajo y una terquedad. Viví allí cuando Sartre y Camus estaban vivos y escribiendo, en los años de Ionesco, Beckett, Bataille y Cioran, del descubrimiento del teatro de Brecht y el cine de Ingmar Bergman, el TNP de Jean Vilar y el Odéon de Jean Louis Barrault, de la Nouvelle Vague y le Nouveau Roman y los discursos, bellísimas piezas literarias, de André Malraux, y, tal vez, el espectáculo más teatral de la Europa de aquel tiempo, las conferencias de prensa y los truenos olímpicos del general De Gaulle. Pero, acaso, lo que más le agradezco a Francia sea el descubrimiento de América Latina. Allí aprendí que el Perú era parte de una vasta comunidad a la que hermanaban la historia, la geografía, la problemática social y política, una cierta manera de ser y la sabrosa lengua en que hablaba y escribía. Y que en esos mismos años producía una literatura novedosa y pujante. Allí leí a Borges, a Octavio Paz, Cortázar, García Márquez, Fuentes, Cabrera Infante, Rulfo, Onetti, Carpentier, Edwards, Donoso y muchos otros, cuyos escritos estaban revolucionando la narrativa en lengua española y gracias a los cuales Europa y buena parte del mundo descubrían que América Latina no era sólo el continente de los golpes de Estado, los caudillos de opereta, los guerrilleros barbudos y las maracas del mambo y el chachachá, sino también ideas, formas artísticas y fantasías literarias que trascendían lo pintoresco y hablaban un lenguaje universal.
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Volvamos a la literatura. El paraíso de la infancia no es para mí un mito literario sino una realidad que viví y gocé en la gran casa familiar de tres patios, en Cochabamba, donde con mis primas y compañeros de colegio podíamos reproducir las historias de Tarzán y de Salgari, y en la Prefectura de Piura, en cuyos entretechos anidaban los murciélagos, sombras silentes que llenaban de misterio las noches estrelladas de esa tierra caliente. En esos años, escribir fue jugar un juego que me celebraba la familia, una gracia que me merecía aplausos, a mí, el nieto, el sobrino, el hijo sin papá, porque mi padre había muerto y estaba en el cielo. Era un señor alto y buen mozo, de uniforme de marino, cuya foto engalanaba mi velador y a la que yo rezaba y besaba antes de dormir. Una mañana piurana, de la que todavía no creo haberme recobrado, mi madre me reveló que aquel caballero, en verdad, estaba vivo. Y que ese mismo día nos iríamos a vivir con él, a Lima. Yo tenía once años y, desde entonces, todo cambió. Perdí la inocencia y descubrí la soledad, la autoridad, la vida adulta y el miedo. Mi salvación fue leer, leer los buenos libros, refugiarme en esos mundos donde vivir era exaltante, intenso, una aventura tras otra, donde podía sentirme libre y volvía a ser feliz. Y fue escribir, a escondidas, como quien se entrega a un vicio inconfensable, a una pasión prohibida. La literatura dejó de ser un juego. Se volvió una manera de resistir la adversidad, de protestar, de rebelarme, de escapar a lo intolerable, mi razón de vivir. Desde entonces y hasta ahora, en todas las circunstancias en que me he sentido abatido o golpeado, a orillas de la desesperación, entregarme en cuerpo y alma a mi trabajo de fabulador ha sido la luz que señala la salida del túnel, la tabla de salvación que lleva al náufrago a la playa.
Aunque me cuesta mucho trabajo y me hace sudar la gota gorda, y, como todo escritor, siento a veces la amenaza de la parálisis, de la sequía de la imaginación, nada me ha hecho gozar en la vida tanto como pasarme los meses y los años construyendo una historia, desde su incierto despuntar, esa imagen que la memoria almacenó de alguna experiencia vivida, que se volvió un desasosiego, un entusiasmo, un fantaseo que germinó luego en un proyecto y en la decisión de intentar convertir esa niebla agitada de fantasmas en una historia. "Escribir es una manera de vivir", dijo Flaubert. Sí, muy cierto, una manera de vivir con ilusión y alegría y un fuego chisporroteante en la cabeza, peleando con las palabras díscolas hasta amaestrarlas, explorando el ancho mundo como un cazador en pos de presas codiciables para alimentar la ficción en ciernes y aplacar ese apetito voraz de toda historia que al crecer quisiera tragarse todas las historias. Llegar a sentir el vértigo al que nos conduce una novela en gestación, cuando toma forma y parece empezar a vivir por cuenta propia, con personajes que se mueven, actúan, piensan, sienten y exigen respeto y consideración, a los que ya no es posible imponer arbitrariamente una conducta, ni privarlos de su libre albedrío sin matarlos, sin que la historia pierda poder de persuasión, es una experiencia que me sigue hechizando como la primera vez, tan plena y vertiginosa como hacer el amor con la mujer amada días, semanas y meses, sin cesar.
Al hablar de la ficción, he hablado mucho de la novela y poco del teatro, otra de sus formas excelsas. Una gran injusticia, desde luego. El teatro fue mi primer amor, desde que, adolescente, vi en el Teatro Segura, de Lima, La muerte de un viajante, de Arthur Miller, espectáculo que me dejó traspasado de emoción y me precipitó a escribir un drama con incas. Si en la Lima de los cincuenta hubiera habido un movimiento teatral habría sido dramaturgo antes que novelista. No lo había y eso debió orientarme cada vez más hacia la narrativa. Pero mi amor por el teatro nunca cesó, dormitó acurrucado a la sombra de las novelas, como una tentación y una nostalgia, sobre todo cuando veía alguna pieza subyugante. A fines de los setenta, el recuerdo pertinaz de una tía abuela centenaria, la Mamaé, que, en los últimos años de su vida, cortó con la realidad circundante para refugiarse en los recuerdos y la ficción, me sugirió una historia. Y sentí, de manera fatídica, que aquella era una historia para el teatro, que sólo sobre un escenario cobraría la animación y el esplendor de las ficciones logradas. La escribí con el temblor excitado del principiante y gocé tanto viéndola en escena, con Norma Aleandro en el papel de la heroína, que, desde entonces, entre novela y novela, ensayo y ensayo, he reincidido varias veces. Eso sí, nunca imaginé que, a mis setenta años, me subiría (debería decir mejor me arrastraría) a un escenario a actuar. Esa temeraria aventura me hizo vivir por primera vez en carne y hueso el milagro que es, para alguien que se ha pasado la vida escribiendo ficciones, encarnar por unas horas a un personaje de la fantasía, vivir la ficción delante de un público. Nunca podré agradecer bastante a mis queridos amigos, el director Joan Ollé y la actriz Aitana Sánchez Gijón, haberme animado a compartir con ellos esa fantástica experiencia (pese al pánico que la acompañó).
La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos. Ella nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a ella desciframos, al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la gran mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos más dudas que certezas, y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino individual y colectivo, el alma, el sentido o el sinsentido de la historia, el más acá y el más allá del conocimiento racional.
Siempre me ha fascinado imaginar aquella incierta circunstancia en que nuestros antepasados, apenas diferentes todavía del animal, recién nacido el lenguaje que les permitía comunicarse, empezaron, en las cavernas, en torno a las hogueras, en noches hirvientes de amenazas -rayos, truenos, gruñidos de las fieras-, a inventar historias y a contárselas. Aquel fue el momento crucial de nuestro destino, porque, en esas rondas de seres primitivos suspensos por la voz y la fantasía del contador, comenzó la civilización, el largo transcurrir que poco a poco nos humanizaría y nos llevaría a inventar al individuo soberano y a desgajarlo de la tribu, la ciencia, las artes, el derecho, la libertad, a escrutar las entrañas de la naturaleza, del cuerpo humano, del espacio y a viajar a las estrellas. Aquellos cuentos, fábulas, mitos, leyendas, que resonaron por primera vez como una música nueva ante auditorios intimidados por los misterios y peligros de un mundo donde todo era desconocido y peligroso, debieron ser un baño refrescante, un remanso para esos espíritus siempre en el quién vive, para los que existir quería decir apenas comer, guarecerse de los elementos, matar y fornicar. Desde que empezaron a soñar en colectividad, a compartir los sueños, incitados por los contadores de cuentos, dejaron de estar atados a la noria de la supervivencia, un remolino de quehaceres embrutecedores, y su vida se volvió sueño, goce, fantasía y un designio revolucionario: romper aquel confinamiento y cambiar y mejorar, una lucha para aplacar aquellos deseos y ambiciones que en ellos azuzaban las vidas figuradas, y la curiosidad por despejar las incógnitas de que estaba constelado su entorno.
Ese proceso nunca interrumpido se enriqueció cuando nació la escritura y las historias, además de escucharse, pudieron leerse y alcanzaron la permanencia que les confiere la literatura. Por eso, hay que repetirlo sin tregua hasta convencer de ello a las nuevas generaciones: la ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que aguza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano. Para que no retrocedamos a la barbarie de la incomunicación y la vida no se reduzca al pragmatismo de los especialistas que ven las cosas en profundidad pero ignoran lo que las rodea, precede y continúa. Para que no pasemos de servirnos de las máquinas que inventamos a ser sus sirvientes y esclavos. Y porque un mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros, modelados con la arcilla de nuestros sueños.
De la caverna al rascacielos, del garrote a las armas de destrucción masiva, de la vida tautológica de la tribu a la era de la globalización, las ficciones de la literatura han multiplicado las experiencias humanas, impidiendo que hombres y mujeres sucumbamos al letargo, al ensimismamiento, a la resignación. Nada ha sembrado tanto la inquietud, removido tanto la imaginación y los deseos, como esa vida de mentiras que añadimos a la que tenemos gracias a la literatura para protagonizar las grandes aventuras, las grandes pasiones, que la vida verdadera nunca nos dará. Las mentiras de la literatura se vuelven verdades a través de nosotros, los lectores transformados, contaminados de anhelos y, por culpa de la ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad. Hechicería que, al ilusionarnos con tener lo que no tenemos, ser lo que no somos, acceder a esa imposible existencia donde, como dioses paganos, nos sentimos terrenales y eternos a la vez, la literatura introduce en nuestros espíritus la inconformidad y la rebeldía, que están detrás de todas las hazañas que han contribuido a disminuir la violencia en las relaciones humanas. A disminuir la violencia, no a acabar con ella. Porque la nuestra será siempre, por fortuna, una historia inconclusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible.
Estracto del discurso de D. Mario Vargads Llosa. Podeis consultar el discurso completo en
http://www.elcultural.es/noticias/LETRAS/1144/Elogio

jueves, 11 de noviembre de 2010

ENTRE VILA MATAS Y JAMES JOYCE

Ya estábamos pensando en comunicar que cancelábamos la convocatoria, cuando llamé a Hugo. De la persuasiva conversación que mantuve con él, resultó que a la hora en punto, nos encontrábamos todos en casa de Teresa.

Esta vez, nos reunimos pocos, muy pocos. Se habían confabulado en contra de la cita demasiadas circunstancias, aniversarios, guardias, virus, horarios imposibles, correos que no llegan.
Por lo que pude comprobar, Dublineses, el libro de relatos de James Joyce, no resultó de fácil lectura, al menos para los que allí estaban.
Me sorprendió, porque yo lo había disfrutado mucho. ¿ Cómo era posible que ni Cristina ni Teresa lo hubiesen logrado terminar ? En el ejemplar de Hugo, yacía un marcapáginas muy original, colocado muy cerca de las últimas páginas. Era como un palito de madera rematado con un círculo en papel, o algo parecido. Me recordó a una señal de tráfico, un stop erguido, imponente, con todo su significado.
No hubo controversia. Tampoco se esgrimieron argumentos que apoyasen significativamente ninguno de los cuentos. No tuvimos ocasión de escuchar profundas impresiones. Como aportación, mientras cenábamos, intenté repasar en alto el prólogo de Vargas Llosa que incluye la versión de mi libro. Comienza así: ‘La buena literatura impregna a ciertas ciudades de una pátina de mitología y de imágenes más resistente al paso de los años que su arquitectura y su historia…’

Había comprado el libro muy poco tiempo antes en la cuesta de Moyano. Un libro precioso, con fotos de la época, dibujos del autor, su interesante biografía… Me cautivaron las palabras con las que D. Mario (que aún no era premio Nobel) incitaba a su lectura. Lo compré con el aval de quien lo prologaba. También en relación a Vila Matas, quien rinde culto a los cuentos de Joyce en su última novela, Dublinesca. Jamás pensé que lo propondría para la tertulia, se me ocurrió sobre la marcha, cuando Paloma apostó por 'Dublinesca' de Vila Matas. En ese momento pensé en la cuesta de Moyano, en mi libro viejo, en el prólogo de Vargas Llosa, la conexión entre estos dos genios.
Aún mantengo el interés por unir estas dos obras escritas sobre Dublín en tiempos tan distantes y con visiones del mundo tan dispares...

Concluímos con la elección del libro propuesto por Hugo, con el total de los votos.

La cena de Herman Koch. Editorial Salamandra.

El día elegido : Viernes 10 de Diciembre.
Susana

lunes, 4 de octubre de 2010

De tertulia literaria a reunión de amigos

Echamos en falta la presencia de nuestros amigos canarios, de Hugo y de Miguel Angel...



Domingo 3 de octubre. Llueve. En el suelo del salón, permanecen olvidados los apuntes que Vicky trajo a la tertulia. Los rescato y me pongo a escribir la reseña. Quedan por la casa más resquicios de la noche, alguna copa, las sillas desordenadas, la tele pegada a la pared porque apenas cabíamos.

Fue una noche desbocada y saturada de risas. Muy divertida.

Las primeras en llegar, las chicas, casi todas, excepto Mónica que se une unos minutos más tarde. Creo recordar que cuando llega Sergio, ya estaba Fede. Intuyo que tanto galimatías consigue intimidar al primero. Falta Joaquín, pienso, y, mientras le esperamos seguimos con una charla hecha a borbotones.

Mientras las bandejas se suceden, tengo la sensación de que me pierdo cosas de tanto ir y venir a la cocina.

Pasado un rato, llega Joaquín y su presencia vertebra un poco la reunión, pero no consigue reconducirla del todo. Son muchas ideas queriendo abrirse paso, muchas manos que se agitan.

No imaginaba yo, que un libro que ha gustado a todos tanto, generaría un debate tan profundo.

Vuelvo a mirar las notas impresas de Vicky, subrayadas con colores que se mezclan con breves apuntes a mano, letra menudita de araña, como la que utilizó Irene en sus cuadernos borroneados. Me vienen a la cabeza reflexiones que surgieron en la noche: doble huída (Vicky), valores que se desmotan (Teresa), instinto de supervivencia (Beatriz), guerra de personas, desaparecidos...
Nos debatimos entre grandes y contrapuestos conceptos como bondad y maldad. No logramos decantarnos por ninguno de ellos de una manera concisa, congruente.

O eso me parece.

En un bello cuento Félix J. Palma sí lo hace. En este cuento, un padre regresa al parque para buscar la muñeca que ha dejado olvidada su hija. Antes de llegar ya sabía que no la encontraría:
‘No vivimos en el universo apacible y sensato en el que las muñecas olvidadas siempre permanecen en el sitio en el que las dejamos, sino en el universo vecino, ese reino feroz presidido por las guerras, la crueldad y la incertidumbre, donde las huérfanas enseguida desaparecen, tal vez porque, sin saberlo, con nuestros olvidos vamos completando el ajuar del que disfrutaremos en el otro mundo’.

Joaquín esboza una interesante teoría sobre los personajes, que en su opinión, en el libro se presentan a través de estereotipos. Estoy de acuerdo con él. Sin embargo también lo estoy con lo que opina Fede cuando resalta que, personajes así, los encuentras en la vida.
Y una vez superado el estallido, las palabras estrepitosas, el bullicio, Joaquín, en su afán de estructurar las cosas, nos insta a que votemos.

De nuevo el desastre, melenas que se mueven, risas que fluyen libres, generosas.
Como resultado a todo este disloque, y con la ayuda de Cristina y su artefacto mágico, consigo recopilar en una pobre cuartilla, lo siguientes títulos:

- American Psycho. Autor: Bret Easton Ellis.
- La Ofensa. Autor: Ricardo Menéndez Salmón.
- Sueñan los androides con ovejas eléctricas. Autor: Philip K. Dick.
- Crónicas Marcianas. Autor: Ray Bradbury.
- La hija de Robert Poste. Autor: Stella Gibbons
- El tiempo entre costuras. Autor: María Dueñas
- Asesinos sin rostros. Autor: Henning Mankel.
- Dublinesca Autor: Vila Matas
- Sé lo que estás pensando. Autor: John Verdon.
- El desencuentro. Autor: Fernando Schwartz.

El libro elegido:
- Dublineses. Autor: James Joyce.

Quince relatos que son una representación, en ocasiones satírica, de las clases media y baja irlandesas en el Dublín de los primeros años del siglo XX.
Como habréis podido comprobar en vuestros correos, Fede ya nos lo ha conseguido en PDF.

Gracias a todos
Con cariño, Susana

martes, 28 de septiembre de 2010

Bajo el oprobio - Mario Vargas Llosa -

Os transcribo el artículo de Mario Vargas Llosa sobre el libro. Para ir calentando motores...

En su conmovedora novela 'Suite francesa', Irène Némirovsky retrató de forma persuasiva, lúcida y sentida los alcances de la barbarie nazi para los seres comunes y corrientes.

Irène Némirovsky conoció el mal, es decir el odio y la estupidez, desde la cuna, a través de su madre, belleza frívola a la que la hija recordaba que los seres humanos envejecen y se afean; por eso, la detestó y mantuvo siempre a una distancia profiláctica. El padre era un banquero que viajaba mucho y al que la niña veía rara vez. Nacida en 1903, en Kiev, Irène se volcó en los estudios y llegó a dominar siete idiomas, sobre todo el francés, en el que más tarde escribiría sus libros. Pese a su fortuna, la familia, por ser judía se vio hostigada ya en Rusia en el tiempo de los zares, donde el antisemitismo campeaba. Luego, al triunfar la revolución bolchevique, fue expropiada y debió huir, a Finlandia y Suecia primero y, finalmente, a Francia, donde se instaló en 1920. También allí el antisemitismo hacía de las suyas y, pese a sus múltiples empeños, ni Irène ni su marido, Michel Epstein, banquero como su suegro, pudieron obtener la nacionalidad francesa. Su condición de parias sellaría su ruina durante la ocupación alemana.

Tenía al Tolstói de 'Guerra y paz' como modelo cuando escribía su conmovedora novela.

La escritora murió gaseada en el campo de exterminio de Auschwitz, Polonia
En los años veinte, las novelas de Irène Némirovsky tuvieron éxito, sobre todo, David Golder, llevada al cine por Julien Duvivier, le dieron prestigio literario y fueron elogiadas incluso por antisemitas notorios, como Robert Brasillach, futuro colaboracionista de los nazis ejecutado a la Liberación. No eran casuales estos últimos elogios. En sus novelas, principalmente en David Golder, la autora recogía a menudo los estereotipos del racismo antijudío, como su supuesta avidez por el dinero y su resistencia a integrarse en las sociedades de las que formaban parte. Aunque Irène rechazó siempre las acusaciones de ser un típico caso del "judío que odia a los judíos", lo cierto es que hubo en ella un malestar y, a ratos, una rabia visceral por no poder llevar una vida normal, por verse siempre catalogada como un ser "otro", debido al antisemitismo, una de las taras más abominables de la civilización occidental. Eso explica, sin duda, que colaborara en revistas como Candide y Gringoire, fanáticamente antisemitas. Irène y Michel Epstein comprobaron en carne propia que no era fácil para una familia judía "integrarse" en una sociedad corroída por el virus racista. Su conversión al catolicismo en 1939, religión en la que fueron bautizadas también las dos hijas de la pareja, Denise y Elizabeth, no les sirvió de nada cuando llegaron los nazis y dictaron las primeras medidas de "arianización" de Francia, a las que el Gobierno de Vichy, presidido por el mariscal Pétain, prestó diligente apoyo.

Irène y Michel fueron expropiados de sus bienes y expulsados de sus trabajos. Ella sólo pudo publicar a partir de entonces con seudónimo, gracias a la complicidad de su editorial (Albin Michel). Como carecían de la nacionalidad francesa debieron permanecer en la zona ocupada, registrarse como judíos y llevar cosida en la ropa la estrella amarilla de David. Se retiraron de París al pueblo de Issy-l'Évêque, donde pasarían los dos últimos años de su vida, soportando las peores humillaciones y viviendo en la inseguridad y el miedo. El 13 de julio de 1942 los gendarmes franceses arrestaron a Irène. La enviaron primero a un campo de concentración en Pithiviers, y luego a Auschwitz, donde fue gaseada y exterminada. La misma suerte correría su esposo, pocos meses después.
Las dos pequeñas, Denise y Elizabeth, se salvaron de milagro de perecer como sus padres. Sobrevivieron gracias a una antigua niñera, que, escondiéndolas en establos, conventos, refugios de pastores y casas de amigos, consiguió eludir a la gendarmería que persiguió a las niñas por toda Francia durante años. La monstruosa abuela, que vivía como una rica cocotte, rodeada de gigolós, en Niza, se negó a recibir a las nietas y, a través de la puerta, les gritó: "¡Si se han quedado huérfanas, lárguense a un hospicio!". En su peregrinar, las niñas arrastraban una maleta con recuerdos y cosas personales de la madre. Entre ellas había unos cuadernos borroneados con letra menudita, de araña. Ni Denise ni Elizabeth se animaron a leerlos, pensando que ese diario o memoria final de su progenitora, sería demasiado desgarrador para las hijas. Cuando se animaron por fin a hacerlo, 60 años más tarde, descubrieron que era una novela: Suite francesa.

No una novela cualquiera: una obra maestra, uno de los testimonios más extraordinarios que haya producido la literatura del siglo XX sobre la bestialidad y la barbarie de los seres humanos, y, también, sobre los desastres de la guerra y las pequeñeces, vilezas, ternuras y grandezas que esa experiencia cataclísmica produce en quienes los padecen y viven bajo el oprobio cotidiano de la servidumbre y el miedo. Acabo de terminar de leerla y escribo estas líneas todavía sobrecogido por esa inmersión en el horror que es al mismo tiempo -manes de la gran literatura- una proeza artística de primer orden, un libro de admirable arquitectura y soberbia elegancia, sin sentimentalismo ni truculencia, sereno, frío, inteligente, que hechiza y revuelve las tripas, que hace gozar, da miedo y obliga a pensar.

Irène Némirovsky debió ser una mujer fuera de lo común. Resulta difícil concebir que alguien que vivía a salto de mata, consciente de que en cualquier momento podía ser encarcelada, su familia deshecha y sus hijas abandonadas en el desamparo total, fuera capaz de emprender un proyecto tan ambicioso como el de Suite francesa y lo llevara a cabo con tanta felicidad, trabajando en condiciones tan precarias. Sus cartas indican que se iba muy de mañana a la campiña y que escribía allí todo el día, acuclillada bajo un árbol, en una letra minúscula por la escasez de papel. El manuscrito no delata correcciones, algo notable, pues la estructura de la novela es redonda, sin fallas, así como su coherencia y la sincronización de acciones entre las decenas de personajes que se cruzan y descruzan en sus páginas hasta trazar el fresco de toda una sociedad sometida, por la invasión y la ocupación, a una especie de descarga eléctrica que la desnuda de todos sus secretos.

Había planeado una historia en cinco partes, de las que sólo terminó dos. Pero ambas son autosuficientes. La primera narra la hégira de los parisinos al interior de Francia, enloquecidos con la noticia de que las tropas alemanas han perforado la línea Maginot, derrotado al Ejército francés y ocuparán la capital en cualquier momento. La segunda, describe la vida en la Francia rural y campesina ocupada por las tropas alemanas. La descripción de lo que en ambas circunstancias sucede es minuciosa y serena, lo general y lo particular alternan de manera que el lector no pierde nunca la perspectiva del conjunto, mientras las historias de las familias e individuos concretos le permitan tomar conciencia de los menudos incidentes, tragedias, situaciones grotescas, cómicas, las cobardías y mezquindades que se mezclan con generosidades y heroísmos y la confusión y el desorden en que, en pocas horas, parece naufragar una civilización de muchos siglos, sus valores, su moral, sus maneras, sus instituciones, arrebatadas por la tempestad de tanques, bombardeos y matanzas.

Irène Némirovsky tenía al Tolstói de Guerra y paz como modelo cuando escribía su novela; pero el ejemplo que más le sirvió en la práctica fue el de Flaubert, cuya técnica de la impersonalidad elogia en una de sus notas. Esa estrategia narrativa ella la dominaba a la perfección. El narrador de su historia es un fantasma, una esfinge, una ausencia locuaz. No opina, no enfatiza, no juzga: muestra, con absoluta imparcialidad. Por eso, le creemos, y por eso esa historia fagocita al lector y este la vive al unísono con los personajes, y es con ellos valiente, cobarde, ingenuo, idealista, vil, inteligente, estúpido. No solo la sociedad francesa desfila por ese caleidoscopio de palabras, la humanidad entera parece haber sido apresada en esas páginas cuya maniática precisión es engañosa, pues por debajo de ella todo es dolor, desgarramiento, desánimo, tortura, envilecimiento, aunque, a veces, también, nobleza, amistad, amor y generosidad. La novela muestra cómo la vida es siempre más rica y sutil que las convicciones políticas y las ideologías y cómo puede a veces sobreponerse a los odios, las enemistades y las pasiones e imponer la sensatez y la racionalidad. Las relaciones que llegan a anudarse, por ejemplo, entre muchachas campesinas y burguesas -entre ellas, algunas esposas que tienen a sus maridos como prisioneros de guerra- y los soldados alemanes, uno de los temas más difíciles de desarrollar, están narradas con insuperable eficacia y dan lugar a las páginas más conmovedoras del libro.

Sobre la Segunda Guerra Mundial y los estragos que ella causó, así como sobre la irracionalidad homicida de Hitler y el nazismo se han escrito bibliotecas enteras de historias, ensayos, novelas, testimonios y estudios y se han hecho documentales innumerables, muchos excelentes. Yo quisiera decir que, entre todo ese material casi infinito, probablemente nadie consiguió mostrar de manera más persuasiva, lúcida y sentida, en el ámbito de la literatura, los alcances de aquel apocalipsis para los seres comunes y corrientes, como esta exiliada de Kiev, condenada a ser una de sus víctimas, que ante la adversidad optó por coger un lápiz y un cuaderno y echarse a fantasear otra vida para vengarse de la vida tan injusta que vivió.

lunes, 30 de agosto de 2010

La sombra de Innsmouth en Max Estrella. Tertulia del 27 de agosto de 2.010

Efectivamente, de nuevo Max Estrella, el esperpento de nuestro Valle Inclán, el personaje de Luces de Bohemia que da nombre al restaurante librería que albergó nuestra última tertulia, voló como una sombra sobre los escasos comensales y, por que no decirlo, también escasos tertulianos, seis para ser más exactos, que nos dimos cita el pasado viernes 20 de agosto.

La sombra, digo, viene a cuento del título objeto de nuestra tertulia y era precisamente la de Innsmouth, ciudad a todas luces, quiero decir a todas sombras imaginaria e imaginada por su angustioso autor Lovecraft.

Cinco capítulos, cinco escenas, la de un joven en busca de su árbol geneálogico con dificultades de transporte, la de un expendedor de billetes de tren con una intrigante historia que atrapa y desvía de su camino -precisamente hacia Innsmouth- a nuestro protagonista, la escenificación de un pueblo gris y tenebroso, las historias sobre "sirenos monstruosos" de un viejo borracho, una excelente descripción de pánico en la habitación de un hotel y finalmente la metamorfosis de nuestro personaje, conforman la historia de miedo y misterio que fue objeto de nuestra charla, lamentablemente en ausencia de nuestro querido mentor del libro elegido.

Según cuentan, "La sombra sobre Innsmouth" fue el único libro que vió publicar en vida Howard Phillips Lovecraft. El autor murió en 1.937, cuando iba a umplir 47 años, seis años después de la publicación de La Sombra. Su obra, entre relatos, ensayos y poemas, fue editada póstumamente por sus amigos August Delleth y Donald Wandrei quienes fundaron ad hoc la editorial Arkham House.

La tertulia, que comenzó, como debe ser, tras la ingesta de manjares y bebidas, comenzó con una breve lectura de algunos aspectos de la biografía del autor. Vicki destacó el extraño carácter del autor y menciona su horror al sexo citando para ello la opinión de algún crítico: "Debido a su represión tenemos una magnífica obra literaria".

Beatriz nos transmite la idea de que en este libro se perciben sensaciones a través de la audición que genera su lectura, a diferencia de la comunicación visual que impera en nuestra actual cultura.

Teresa nos cuenta su impresión acerca de la historia, haciendo hincapié en que empezó a "vivirse" en las escenas del hotel, en la mitología que subyace en la historia y en que fue la única que publicó en vida, ya que el resto de su obra fue impresa en revistas de mayor o menor prestigio.

El final, dice Beatriz, se malogra al identificar al protagonista como familiar de uno de los actores de las historias de terror.

Hablando precisamente sobre el final, se comenta que la historia queda abierta para que el lector decida si es real lo sucedido o, por el contrario, es el relato de un loco.

Susana opina que, efectivamente, se trata de un libro de misterio, pero con personajes poco creíbles. Le parece excelente la descripción del autobús y cree que el libro empieza mejor que acaba.

Vickie señala que las trece primeras páginas del libro están dedicadas exclusivamente a atemorizar al protagonista y que existe un exceso de utilización de adjetivos calificativos que quizá puedan encontrar su justificación en las creaciones literarias de este género y en esta época.

Víctor, que tuvo la deferencia de contactar por teléfono con la tertulia desde Las Palmas, nos señaló las contradicciones que encuentra entre el principio y el final de la obra, así como la inspiración en temas mitológicos y los temas que se sugieren en el texto y que al final no se cierran ni se materializan. También quiso compartir con nosotros su última lectura: "Tuareg" de Vázquez Figueroa.

Cristina nos señaló su sorpresa por la utilización de la esvástica en las piedras de los seres marinos y su incomprensión de la historia al no resolverse la investigación de la policía.

Como siempre, os pido disculpas por las omisiones que haya podido cometer en vuestros comentarios.

A continuación pasamos a proponer y votar los libros para la próxima tertulia que se celebrará el viernes 1 de octubre. Os pongo entre paréntesis los votos obtenidos de cada libro.

El libro elegido por mayoría absoluta fue:

- Suite Francesa, de Irene Nemirovsky (6).

También fueron propuestos:

- Las columnas de Hércules, de Paul Theroux (3).
- La casa del mirador ciego, de Herbjorg Wassmo (3).
- El museo de la inocencia, de Orhan Pamuk (3).
- Se lo que estás pensando, de John Verdon (3).
- Maldito Karma, de David Safier (2).
- La hija de Robert Poste, de Stella Gibbons (5).

Pues...a disfrutar de Suite Francesa. Por cierto, este libro nos lo descubrió Beatriz hace un par de tertulias. Gracias Beatriz.

Nos vemos el 1 de octubre.

Joaquín

jueves, 22 de julio de 2010

Contra el viento del norte.

Estimados todos:

Es viernes, 16 de julio de 2010, 20:30 h. y al restaurante Max Estrella llegan Hugo, Federico, Joaquín, Vicky, Teresa, Beatriz , John y Onelia, e Irene acurrucada. Vienen a comentar el libro del asunto, de Daniel Glattauer, y a conversar. Cenan con calor cosas ricas en muy pequeñas porciones y dicen lo que voy a contar y mucho más que no soy capaz de reproducir pero que quedará para siempre en las mentes presentes, interactuando con informaciones pasadas y futuras, aunque no se sea consciente de ello.

A juicio de Beatriz el final empeora el libro. No es un final abierto sino para una segunda parte. Los personajes cuentan poco de sus sentimientos y no les cree enamorados. Coincide con Vicky en que Emmi no es consciente de lo que le faltaba en su vida hasta conocer a Leo y añade que el enganche de los protagonistas se produce ya en la frase de Feliz Navidad aunque a nuestra contertulia no le haya enganchado la novela. Para Beatriz los personajes sienten miedo a verse porque no quieren que el sueño se haga realidad. En síntesis, ha encontrado flojo el libro, no existe entramado humano, sólo virtual, pero sin embargo le ha gustado el modo de comunicación, añadiendo al hilo de ello que hoy día a la gente le cuesta comunicarse, que se aprecia en la novela a través de tan sutil y virtual relación tejida de hilos invisibles.

Primero la casualidad lleva al contacto, después se crea la necesidad de verse y tocarse, dice Hugo. Y John apunta que por su trabajo conoce que Internet proporciona una herramienta de conocimiento interpersonal racional, si después las personas llegan a conocerse físicamente y la química se da, entonces se convierte en una relación muy estable en comparación con la forma tradicional, en que se invierte el orden. Para Hugo la precisa descripción del paso del tiempo en el libro expresa racionalidad y proporciona muchos datos, señala los celos, entre otros aspectos de interés. Menciona el tema de la infidelidad. Teresa también. Y Onelia expresa una diferenciación entre hombres y mujeres en ese tema. Existe la infidelidad de pensamiento. O eso me pareció entender y no me extiendo aquí porque al otro lado de la mesa Hugo añade a sus comentarios que este tipo de relación ya existía desde antes, desde que existe la carta, la relación epistolar tradicional que indica Joaquín. A Hugo le ha encantado el libro y destaca en la novela el tema de la infidelidad versus miedo a salir de la zona confort. Dice que la amiga de Emmi es fundamental, es el punto de unión con la realidad. ¿El final?. Una desfachatez, Leo volverá a contactar. No obstante, el estilo e-mail lo ha encontrado muy bueno, abriendo nuevas posibilidades en la literatura.

A Vicky no le gusta Internet salvo para trabajo. Le agobia en el libro que no haya descripción alguna. Le parece absurdo en el siglo XXI que no queden, es victoriano, no se conocen, no se huelen, no se… Nos recuerda la frase del marido de Emmi, que la gente no puede competir con un fantasma. Es una relación epistolar. Y el final una desfachatez. Por lo demás… la forma le parece novedosa pero no estoy seguro, es que tengo aquí un lapso en los grafemas (vamos, que no entiendo lo que escribí al respecto).

Teresa dice que Emmi y Leo no quedan por miedo a decepcionarse aunque están enamorados. Es factible. También en Cirano el amor surge de la palabra, dicen del otro lado de la mesa. Se enamoran cuando se cuentan cosas personales. El texto lleva mucha ironía y Joaquín asiente. El marido es patético. Emmi vive obsesionada. Leo también. La espera sin correos se hace insoportable y surgen los nervios y surge la ansiedad y necesitan un e-mail para calmarla. A Teresa no le parece tan parecido el libro con lo epistolar porque encuentra que la inmediatez es algo que importa y aquí se da. Leo le parece un personaje interesante, dice algo de quitar, no sé qué ni a quién, ¿o dijo poner?, quisiera conocerle (al que suscribe le parece difícil, creo que Leo es amigo de Iñaki, el crack de la elegancia de las panteras, y ya sabemos que se esconde) y a mi me gustaría conocer a la hermana de Leo. A Teresa el libro le ha parecido básicamente simpático. Está de acuerdo con la valoración final de Hugo y subraya el lenguaje fluido y cómo van apareciendo debilidades, carencias y otros aspectos.

Surgen diversas bromas durante la cena. Incluso mi bolígrafo vuela, curioso, hacia Beatriz. A veces la risa lo llena todo y se extingue. Lo llena todo y se extingue. Como cuando se conversa animadamente y pasa un ángel, pero muy rápido, y la sonrisa continúa en la cara de todos, imagino que incluso en la de Irene, acurrucada, dentro de Onelia. En la tercera mesa de la izquierda hay un tipo haciendo manitas con una modelo rubia de piernas larguísimas, entre vampiresa y angelical. Y otra mujer toma algo sola, busca con la vista alrededor, su mirada es soñadora, radiante, melancólica, triste. Es bonita.

Para Joaquín con este sistema de comunicación se crea literatura como nadie puede ni imaginar. En Internet creamos, sobredimensionada, a la persona que tenemos al otro lado de la pantalla. Emmi es feliz hasta que descubre que no lo es y el final de la novela es de no infidelidad aunque, matiza, Emmi lo es. Eso entendí. ¿Qué es lo que le da cuerpo a la novela?. Por ahí ya he apuntado la respuesta que se da a esta pregunta. ¿Son Leo y Emmi seres solitarios?. La gente está sola y siempre está buscando algo. Esa búsqueda promueve el movimiento y la dirección en la vida. Prácticamente todos están de acuerdo en cuanto a la soledad en nuestros tiempos. John señala que hay culturas en las que la gente prefiere estar sola, que la nuestra es colectivista (me resulta curiosa esa impresión, nuestra sociedad es individualista y femenina, quizás por eso nos parezca al contrario). Teresa nos recuerda que en nuestra sociedad está mal visto que la gente confiese estar sola, más bien parece que está mal visto en general que la gente confiese, añadiría yo, y me pareció entender que Onelia contestaba a Joaquín que ella se siente acompañada también desde dentro, Irene está siempre. Es bonito. Joaquín encuentra el lenguaje empleado y el medio como muy novedoso, si bien este tipo de interrelación en medios electrónicos lo valora como forma de comunicación empobrecedora. La generación Internet utiliza estos medios asiduamente y los de otras generaciones prefieren hablar y verse de tú a tú. Nuestro tertuliano define la obra como sencilla con una historia sencilla, contada inteligentemente; encuentra muy buena la inclusión en la literatura de lo que vemos y no vemos a través de internet. Todo un nuevo género.

Yo no me extenderé (más). No me ha encantado el libro. La forma es muy interesante. La mención al tiempo en cada mail la encuentro fascinante, actuando unas veces como ansiógeno y otras como ansiolítico. Además tengo la impresión de que el autor ha puesto parte de los estereotipos femeninos en los personajes masculinos y de los masculinos en los femeninos. No sé si será por esto o por mi lado femenino, que procuro ejercitar, pero a mí Leo, el amigo de Iñaki, me ha caído bien, Emmi menos y para el marido no encuentro palabras fuera de lo soez. A mí no me parece que los personajes sean creíbles, pero si uno se fija, si atiende al mundo, puede encontrar Libras, Aries, Leos, Emmis y Hermanasdeleo de piernas largas. Me gustan las piernas largas, son útiles, permiten alejarse deprisa de lo que no gusta.

Un minuto después

Asunto: Propuestas al margen de.

Joaquín recomienda una novela de género epistolar: “Querido Miguel” de Natalia Guinszburg. Vicky (y Beatriz apoya) recomienda 2 novelas de Domingo Villar: Ojos de agua y La playa de los abogados. Beatriz propone La casa de propósito especial, del mismo autor del niño del pijama a rayas, y Mal de piedras de Milena Augus. ¿O fue Vicky?.Beatriz añade La araña negra de Vicente Blasco Ibáñez.

Doce minutos después

Asunto: El libro elegido y la fecha de la próxima.

Propuestas:

Entre costuras (María Dueñas), Editorial Temas de Hoy.

Suite francesa (Irene Nemirosky).

En lugar seguro (Wallace Stegner), Ed. Asteoride.

El abanico de seda (Luisa See), anagrama.

Sin noticias de Gurb (E. Mendoza).

Guerra y Paz (Tolstoi)

La sombra sobre Innsmouth (Lovecraft)

La elegancia del erizo

Los milagros del vino (Jesús Sánchez Adalid)

Los Borgia (Mario Puzo)

El alquimista (Paulo Coelho)

El asedio (Pérez-Reverte)

La conjura contra América, Philip Roth

Crónicas marcianas (Ray Bradbury)



EL GANADOR: La sombra sobre Innsmouth, de Lovecraft

PRÓXIMA CITA: Viernes, 27 de Agosto de 2010

LUGAR: por determinar

Buenas noches,

Fe D

lunes, 21 de junio de 2010

De panteras y del adiós a Saramago

Nuestra tertulia del viernes 16 de junio, vino a coincidir con la muerte de José Saramago. Fue a la una de la tarde en Lanzarote. Tal como ocurrió en los días posteriores en toda la prensa, estuvimos comentando la noticia así como nuestras experiencias lectoras y las impresiones de tan notable escritor.

Para la charla literaria nuestra amable tertuliana Teresa nos abrió las puertas de su espléndida casa y también sus brazos. Gracias Teresa fuiste una gran anfitriona. Volveremos si nos dejas.

Esta tertulia, de escasa asistencia si la comparamos con otras, fue una de las más interesantes en mi opinión por que más allá del libro pudimos los tertulianos conocer un poco más de nuestras experiencias vitales y acabar todos siendo un poco más sabios. Creo que es un de las maravillas de la literatura y de estas reunones.

En esta ocasión contamos con la asistencia de Teresa, la anfitriona, Susana, Vicky, nuestra nueva tertuliana Beatriz, Hugo, Federico y el que suscribe Joaquín.

Agradecer a nuestro Hugo su esfuerzo por acercarse a charlar con nosotros. Hugo, con el corazón partido tuvo que abandonarnos por otro no menos interesante acontecimiento cultural. Hugo nos dejó además de sus apetitosas aportaciones gastronómicas, dos recomendaciones literarias:

El expediente Camaina, de Reyes Calderón y
El Código Babilonia de Uwe Schomburg

Y un comentario sobre el libro de nuestra tertulia: La fragilidad de las panteras de María Tena.

Hugo dijo sobre el mismo que le gustaron las descripciones de las mujeres, aunque no considera la novela como “gran literatura”.

Dijo esto y se marchó. Tras ello Susana quiso intervenir y nos reprodujo una serie de frases y expresiones que juzga como tópicas e inapropiadas.

Fede, entre otras cosas nos dijo que la relaciona inexplicablemente con la novela de Kundera, “La insoportable levedad del ser”. Y opina del libro que nos ocupa que la descripción es superficial, abunda el sexo y duda sobre que los personajes femeninos sean como los describe MaríaTena. Por otra parte ha quedado sorprendido gratamente por lo trama de la novela, a la que considera bien tejida.

Vicky nos comento que los personajes son pijos, y que, en realidad, las hermanas no tienen una relación profunda. Las tres están traumatizadas, pero no lo demuestran. Dice además, que “el tío Luis es un asqueroso y el padre un calzonazos”. Piensa que los personajes están muy logrados.

A partir de aquí la charla derivó en la verosimilitud de los personajes, tema que ya apuntó Fede al principio. Se planteó si las mujeres que se describen son reales. Para entenderlo, se dijo, hay que situar el desarrollo de la educación de las niñas en un entorno burgúes de los años cincuenta en España. La educación en aquellos años era tal y como se describe en la novela.

Más tarde Teresa comentó la gran influencia que tiene la familia en la vida adulta y como todo ello se puede ver en el desarrollo de la novela. Cree Teresa que los personajes están muy solos y que tienen una vida vacía, lo que les orienta hacia el sexo.

Teresa y Fede piensa que las escenas de sexo están muy bien descritas.

También Fede quiso destacar una frase que le impactó en el libro, cuando uno de los personajes está en el avión rodeado de gente y piensa “nadie sabe que mi madre ha muerto”. Cree que es un pensamiento muy real.

Vicky ha encontrado en el libro excelentes descripciones, queriendo destacar una de ellas, que viene a caer por la página 139 de novela, que habla de la soledad.

Admira la capacidad de la autora para relatar bien, de forma atractiva, una historia común y corriente.

Como la tertulia se prolongó hasta las dos de la mañana es fácil comprender que solo reproduzco aquí algunos de los comentarios que puede recordar y anoté. Mis disculpas por las posibles omisiones.

Como siempre abordamos las votaciones del libro para la próxima tertulia que será

Contra el viento del norte
Daniel Glattauer
Alfaguara

El libro, propuesto y descubierto por Susana nos enmarca en el género epistolar llevado a la modernidad del correo electrónico. De el os extraigo el siguiente comentario hallado en las procelosas aguas de Internet:

“En una época donde el género epistolar parecía haber muerto llegan Rothner y Leike, o mejor dicho Daniel Glattauer, para demostrarnos que el email sirve para algo más que escribir “edad? d dnd? kdamos?“. Ellos se conocerán por una virtual casualidad y sus juegos de palabras se cruzarán para crear párrafos de relación. Una señora «felizmente casada» y un psicólogo del lenguaje ambos de edad indefinida, de altura indefinida, de físico indefinido y con las palabras como único motor para ponerse rostro. Durante un año se explorarán el uno al otro con un lenguaje cuidado y lleno de ironías que nos dejará la sonrisa pegada a la cara a lo largo de buena parte de la lectura.”

Pero también se votaron los siguientes libros, buena parte de ellos propuestos por Beatriz, nuestra nueva tertuliana y lectora voraz:

Cometas en el cielo
Kheled Hosseini
Salamandra

Ensayo sobre la muerte
José Saramago

Mujer de rojo sobre fondo gris
Miguel Delibes

Reencuentro
Fred Uhlman
Tusquets

El día que Nietsche lloró
Irving D. Yalom

Suite francesa
Irene Nemirovski
Anagrama

Los voladores
Peter Stamm
Acantilado

Un saludo literario

Joaquín

martes, 1 de junio de 2010

En el principio era el verbo…

La reunión del pasado 23 de abril tuvo lugar en casa de Susana, en las afueras de Madrid así que, solos o en compañía, hasta allí nos desplazamos en coche. Una vez juntos, esperamos y esperamos por alguien que se llamaba Gabriel (¿el arcángel o el profeta?), porque la dueña de la casa aseguraba que éste acudiría con unas botellas de vino bajo el brazo pero no fue así, de manera que la pandilla literaria no logró reunirse al completo. La única nueva era quien subscribe, aunque no me llamo Eva.

Hablando de ella, ¿será o no casualidad que la única superviviente de "FIN" (de David Monteagudo) se llame así? ¿Pero dónde encontrar un Adán en un mundo devastado? El final de "FIN" no convenció a nadie, pero sí el principio. La novela parte de una situación real y concreta, que es la reunión de un grupo de amigos después de años de no verse, y la trama va enredando al lector en una idea de venganza que, poco a poco va perdiendo peso a favor de algo desconocido. En ese punto es cuando la narración cobra más fuerza y las escenas, como si de un guión cinematográfico se tratase, - no en vano Amenabar ha comprado los derechos, adquieren una gran potencia, sobre todo la de los galgos. A partir de ese cénit la narración, al igual que los personajes, comienza a ir ladera abajo hacia el apocalipsis definitivo, pero también se debilita y llena de lagunas inexplicables o poco creíbles.

Monteagudo tiene el don de interesar al lector, de engancharlo y esa capacidad es digna de valorar aunque no así la dejadez de la editorial a la hora de corregir el texto a publicar. Denuncio que, por muy común que sea hoy en día dicha práctica, es una tomadura de pelo que estas empresas se rían de unos lectores gracias a los cuales existen y no "cuiden" el producto que venden a precio elevado. Así, en el texto figura "imprimido" por impreso; el catalanismo "se ha engordado" por ha engordado; o "conseguir que cumpláis con la promesa" en lugar de cumpláis la promesa, etcétera. Y en este caso no pero, con demasiada frecuencia se podría afirmar lo mismo con respecto a la calidad de las traducciones.

Sorprende quizá que, a pesar de que todos los personajes sean gente común y corriente no experimenten grandes emociones, excepto miedo, ante las desapariciones de su pareja o su amigo ni siquiera un ápice de ternura o compasión en unos momentos tan desoladores. La obra abunda en diálogos, de un contenido y un léxico comunes a aquellos que uno escucha en el bar de la esquina, y en descripciones de un paisaje muy protagonista y cuya, llamémosle, "normalidad" contrasta en gran medida con la rareza de la situación.

A ratos se hace presente un narrador que se aleja del grupo, lo observa desde fuera y se acerca de nuevo para adentrarse en las personas. Este recurso hace que los personajes pasen a formar parte de un todo y, de nuevo, se independicen de él, pero tienen algo de títeres en las manos del destino y de lo único que parecen ser dueños es de su verbo.

Menos mal que cuando, con pena, abandonamos la acogedora casa de Susana el mundo al que regresamos continuaba siendo el mismo y la gente; viva, muy viva; poblaba las calles. ¡Uf, que alegría!

Vicky Eiroa

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"La Fragilidad de las Panteras, escrita por María Tena y editada por Espasa Calpe fue la propuesta elegida para leer y posteriormente debatir en la próxima reunión del 18 de junio. Por cierto, María estará en la Caseta 53 de la Feria del Libro (Librería Rafael Alberti) el próximo sábado 5 de junio por la mañana.

viernes, 14 de mayo de 2010

El do sostenido (cuento multiautor)

Nunca supo distinguir el placer de la música de los otros placeres. Si disfrutaba del sabor de un sorbo de borgoña le recordaba los arpegios de ese violín inalcanzable, una mañana primaveral en el campo le evocaban las mejores sonatas que había interpretado, Pero aquello fue distinto, Sandro apareció en la orquesta, era el nuevo barítono. Los matices de su voz provocaron en ella sensaciones nuevas. Luego ocurrió y para ella fue la primera vez. Ahora esta desnuda delante de su piano, su mano gira incandescente una y otra vez, el teclado se nubla a veces, busca la nota definitiva en la humedad de su sexo, busca la voz de Sandro, el placer de la efímera y única vez que la penetró, nota como sube la escala y musical y al fin exhausta reposa sus manos sobre la tapa.

Miró la partitura y su dedo índice golpeó con suavidad un do sostenido en el piano y la nota quedó levitando en la habitación mientras reinaba el silencio. Por un momento le pareció que sus dedos cambiaban de color, del rosa pálido al ámbar, pero era la tarde noche que empezaba a colarse por la ventana, convirtiendo poco a poco la sala del piano en un espacio tenue, uterino, que predisponía a acomodarse en el butacón de cuero y dejarse, convirtiendo la sala del piano en algo más parecido a un saloncito de cine... Margarita dejó el piano en el rincón, la tarde comenzaba a transformar la luz y siempre tocaba el piano con la luz natural que se colaba por la ventana. Ya no recordaba desde cuándo mantenía esa costumbre tan peculiar, pero lo cierto es que hacía años que era así. Tenía el inicio de la melodía en la cabeza, pero se sentía incapaz de proseguir con el encargo que le había hecho la empresa de publicidad para la que trabajaba como freelance. ¡Cómo plasmar en 20 segundos el placer que sentía un ama de casa al preparar la nueva sopa enlatada!. Y ahí estaba el do sostenido ... insustituible. Como siempre que se sumía en estado de trance comenzó a dar vueltas al mechero que siempre le acompañaba en los momentos creativos. Su peso, tamaño y textura le traían recuerdos de la infancia ... ¡Vaya!, ¿quién será ahora?, pensó mientras sonaba insistentemente su teléfono móvil en el que se veía reflejado "Número Desconocido" ...

No hizo ademán de cogerlo. Resulta difícil irrumpir en el mundo ¡nterior de un artista cuando se encuentra abstraído. Cuando un artista se está inmerso en un éxtasis creativo, es capaz de atravesar las cosas con la mirada durante horas sin reparar en ellas, de escuchar el ruido sordo de un teléfono que insiste y no reparar en ello.

Margarita, que se encontraba en uno de esos momentos, por eso, se había servido del sonido del móvil para fundirlo con el batiburrillo de notas que tenía suspendidas en la cabeza.
Sopa enlatada, sopa enlatada…

Como tantas otras veces, trató de dejarse llevar, de desaparecer, de dar libertad a sus pensamientos para que tomasen el mando. Y se produjo la cadena creativa... sopa enlatada, sopa enlatada, riiiiiiing, riiiiiiiiing, do sostenido...¿qué estás haciendo con tu vida? Las espadas sarracenas cercenarán nuestra apatía, el consumismo y el conformismo nos están llevando a la bancarrota espiritual. Nueva revolución. Anarquía sensual. Fumamos cigarros como quien aspira la putrefacción social para asimilarla internamente hasta que reventemos.

Quedó entonces unos segundos en silencio. No silencio real sino mental... quietud. Unió todos los cabos hasta darse cuenta de que la melodía debía de ser de tonos fuertes, altisonantes, con ritmo marcado. El sonido debía comunicar a las amas de casa: “ eh, chica, sopa enlatada pero tú estás fuera libre para “rockanrolear”. En 5 minutos ya tenía compuesta la música del anuncio.

El móvil volvió a sonar y esta vez lo cogió:

- Marga, Sandro está aquí. Tienes que venir a buscarlo. Nunca lo había visto así. Por favor, ven. Quiere verte.

En ese momento no podía imaginar lo que su vida iba a cambiar por contestar aquella llamada.

jueves, 13 de mayo de 2010

Me Equivocaría Otra Vez

Se torció el camino
tu ya sabes que no puedo volver.
Son cosas del destino,
siempre me quiere morder
el horizonte se confunde
con un negro telón
y puede ser...
como decir que se acabó la función.

Ha sido divertido
me equivocaría otra vez,
quisiera haber querido
lo que no he sabido querer.

Quieres bailar conmigo
puede que te pise los pies.
Soñaré solo porque me he quedao dormido,
no voy a despertarme porque salga el sol,
ya se llorar una vez por cada vez que rio,
no sé restar...
no se restar tu mitad a mi corazón.

Puede ser que la respuesta
sea no preguntarse porque,
perderse por los bares
donde se bebe sin sed.
Virgen de la locura
nunca mas te voy a rezar
que me he enterao
de los pecados que me quieres quitar.

Será mas divertido
cuando no me toque perder,
sigo apostando al 5
y cada 2 por 3 sale 6.
Yo bailaria contigo
pero es que estoy sordo de un pie.

Soñaré solo porque me he quedao dormido,
no voy a despertarme porque salga el sol,
ya se llorar una vez por cada vez que rio,
no sé restar...
no se restar tu mitad a mi corazón.

Ha sido divertido
me equivocaría otra vez,
quisiera haber querido
lo que no he sabido querer.
Quieres bailar conmigo
puede que te pise los pies.

Soñaré solo porque me he quedao dormido,
no voy a despertarme porque salga el sol,
ya se llorar una vez por cada vez que rio,
no sé restar...
no se restar tu mitad a mi corazón...
no se restar...
tu mitad a mi corazón,
no se restar tu mitad a mi corazón.

miércoles, 28 de abril de 2010

ESQUEMA DE INTERPRETACIÓN TEXTOS

Como continuación a nuestra la última charla, os transcribo el esquema de interpretación de un texto, las claves para poder analizar su valor literario. Si teneis interés, podemos profundizar en los 3 planos en la próxima reunión.

PLANO ANECDÓTICO:
Lectura de la trama, del argumento.
Los best sellers, suelen serlo por tener un muy buen plano anecdótico. Una historia que engancha, vamos.
PLANO LITERARIO:
Tiene en cuenta los recursos literarios.
PLANO SIMBÓLICO:
Radica la trascendecia, mensajes ocultos, tradición histórica.
Un buen plano simbólico es lo que convierte una historia en "obra maestra".

Una obra literaria será considerada "de calidad", cuando cuenta con los 3 planos y atesora un equlibrio entre ellos.
En caso contrario, nos podrá gustar, entretener, hacer soñar (que no es poco), pero el criterio objetivo sostiene que nunca pasará a los anales de la historia.

Esta teoría como todas, será cuestionable, pero a mí me sirve para profundizar en mis lecturas.

Susana

lunes, 26 de abril de 2010

Un relato para tratar de dinamizar el blog... espero que os guste.

Derribos

―¡Jorge!, ¡Jorge!―Dijo Marga aún medio dormida.―Son las siete y media. ¡Levántate! Johnnie no puede estar llegando tarde al cole todos los días; además a ti un día de estos te van a decir algo en la obra―. Su voz sonó tibia, suave, adormilada. Lo único que no deseaba hacer Jorge al oírla era irse de su lado. A ella todavía le quedaba media hora de cama.

―¡Me cago en todo lo que se menea!―masculló Jorge mientras daba vueltas como un rodillo aproximándose al borde de la cama. Se levantó y fue a la habitación de Johnnie, que al escuchar sus pasos se había escondido.

―¡Johnnie, no es un buen momento, vamos a llegar tarde!, ¡Dónde estás, sal ya! ¡Me voy a enfadar!

Jorge comprendió que era inútil amenazarlo; tendría que encontrarlo. En seguida localizó sus calcetines de gatitos peludos detrás de la cortina.

―¡Te pillé, polizón! Ahora vas a la ducha con pijama y todo, ja, ja, ja―la risa imitaba a la de un pirata sanguinario.
―¡Noo, noo!― gritaba Johnnie como si le fueran a echar a los tiburones. Jorge lo metió en la bañera y abrió el grifo, entre las risas y gritos del niño. Entonces Johnnie llenó su boca de agua y empezó a escupir a su padre.
―¡Chiquillo del demonio, ahora verás! Y giró la llave del agua fría.
―¡No, no, me rindo papá, me rindo pero por favor, pon el agua caliente, por favooooor!

Los gritos habían terminado de despertar a Marga, que venía a reprimirles, pero no pudo aguantar la risa al ver la escena que habían montado.

―¡Venga, gansos! Ahora entiendo por qué llegáis tarde a todos sitios. ¡Vaya par de gansos!

Cuando bajaron del baño, Marga les tenía preparado el desayuno. Normalmente lo preparaba Jorge así que el día empezaba bien. Marga era bastante mejor en la cocina que Jorge.

―¡Bien! ―gritó Johnnie―Hoy mamá hace tortitas.

Desayunaron mientras el padre leía el periódico. Una foto en la que cientos de patos aparecían muertos en la orilla de un lago llamó la atención de Johnnie.

―¿Papá, los patitos están muertos?
―Si, Johnnie.
―¿Por qué?
―Porque el agua del lago está sucia.
―¿y quién la ensució?
―Unos hombres de una fábrica que está al lado.
―¿Y por qué les dejan hacer eso?
―Uff. Es complicado de explicar, hijo. A veces, los malos se salen con la suya y los demás no podemos hacer nada por evitarlo.
―Pero en la tele siempre ganan los buenos.
―Solo en la tele, Johnnie. En la realidad todo hay que pelarlo y por ser bueno no eres más fuerte. Más bien todo lo contrario. En la realidad los buenos suelen ser más débiles y por eso deben esforzarse mucho más por ganar.
―¿Papá, tú no eres un héroe? ¿por qué no vas a la fábrica y la cierras?
―No puedo hijo, tengo que ir a trabajar. Y tú tienes que ir al cole. Corre a coger la maleta, corre.

El niño subió las escaleras a toda prisa. Poco después Jorge y Johnnie salían de la mano por la puerta. El padre llevaba puesto el mono de la obra, gastado y polvoriento y el hijo iba impecable con unos pantaloncitos azules y un polo blanco, limpio y bien planchado.

Después de llevar al niño al colegio, Jorge se dirigió a la obra. Trabajaba en una empresa de construcción especializada en derribos, “Demoliciones Soto”. Don Francisco Soto siempre decía que su negocio era “casi un arte”. Demoliciones soto preparaba lienzos para nuevas pinturas. Y en cierto modo así era, porque derrumbaban casas viejas para construir nuevas.

Jorge llevaba en la empresa desde su fundación. Don Francisco le consideraba un buen trabajador, pero no lo veía como capataz. Siempre le decía que era demasiado buena persona para ser jefe de nadie. Por eso el capataz era Gabriel, un tipo corpulento y de carácter fuerte. Don Francisco también solía decir que hay que tener a un tío con dos cojones controlando al personal.

Ese día fueron a derribar una casa de dos pisos a las afueras de la ciudad, en un pequeño valle que quedaba oculto detrás de una colina. Era una casa antigua, en su mayor parte de madera. Hoy terminarían pronto el trabajo―pensaron casi todos―. Tampoco harían falta grandes máquinas hoy. Los obreros entraron con mazas a derribar los principales tabiques para luego acabar desde fuera. Jorge subió al piso de arriba. Cuando empuñó la maza para golpear la pared fijó su mirada en la cenefa. Aquella debió de ser la habitación de un niño porque el dibujo era de un osito de peluche con un abrigo marrón, gorrito y bufanda. El osito iba en bicicleta, sonriendo, con una mirada profundamente ingenua, feliz. El viento levantaba hojas otoñales a su alrededor y su bufanda ondeaba por la velocidad. Aquella imagen produjo un efecto extraño en Jorge. Se sintió transportado a su niñez. Su memoria se activó con tanta viveza que le pareció oír la voz de su abuela Carmen cantando en la cocina mientras preparaba la comida. Podía oler el chocolate caliente de la merienda y recordó sus abrazos cálidos y su pelo fino y viejo rozándole la cara.

Jorge se quedó quieto, incapaz de golpear aquella pared.

―¡Quietos, quietos todos! No hagáis nada.

Sus compañeros lo miraron extrañados. Jorge trató de explicar por qué no debían derrumbar la casa. No podía entender por qué, pero sabía que no debían derribarla. Los demás trataron de hacer ver a Jorge la estupidez que estaba diciendo. Pero él se mantuvo firme. Estaba dispuesto a hacer lo que fuese para que nadie comenzase la demolición.

Los compañeros, al verlo tan alterado, bajaron a buscar a Gabriel, el capataz. Jorge fue con ellos.

―¿Por qué carajo no estáis ahí dentro destrozando paredes?―les dijo el capataz. Jorge se adelantó a todos y contestó:

―Gabriel, ¿sabes esas veces en las que estás seguro de algo, pero no tienes ni idea de por qué? Ese instinto que suele ser siempre acertado... ―Gabriel se limitó a mirarlo en silencio, esperando que terminara de explicarse― He sentido algo en la casa que me impide derribarla o dejar que otros lo hagan. Por favor, vámonos a casa, hazme ese favor.

―Pero qué chorradas estás diciendo. Toda esta gente ha venido a trabajar y el patrón no les va a pagar un duro si no curran. Y a mí me dirá que en qué coño estoy pensando para no cumplir con mi deber porque a uno de los obreros se le hayan cruzado los cables.

―¿Cuántos años llevamos trabajando juntos, Gabriel? ¿Veinticinco, treinta?¿Alguna vez me has visto tener un comportamiento así?

Los obreros se impacientaban y uno de ellos se adelantó alzando la voz:

―Oye, Gabriel, aquí hemos venido a trabajar y a cobrar. Yo no me voy de aquí sin mi paga, me entiendes, ¿no?

Al obrero se unieron las voces de casi todos los trabajadores.

―Ya lo ves, Jorge, esto no tiene sentido. Deja que entremos y, si quieres, no trabajes tú.

―¡No, no! Yo pagaré por esta casa tal cuál está. Mañana iré a hablar con Don Francisco y le pagaré más que la gente que la quiere comprar. Y también me encargaré del jornal de todos por el día de hoy.

―Pero tío, ¿qué te pasa, te has vuelto loco? Pero si tú no tienes ni un duro.

―Pediré un préstamo.

―De acuerdo, si te comprometes a pagar a esta gente y a explicarle todo a Don Francisco, por mí no hay problema. Además, me temo que si lo intentamos te vas a oponer por la fuerza y no quiero problemas contigo, llevas demasiado tiempo en la empresa. ¡Chicos, se acabó por hoy! Mañana Jorge os traerá 50 € a cada uno por el día de trabajo. Luego miró a Jorge y le dijo:

―Sé que no fallarás con lo de pagarle a la gente, pero lo que no sé es cómo vas a explicarle esto a Marga.

Jorge llegó muy temprano a casa, antes del medio día. Al entrar, subió a su habitación y encontró a su mujer en la cama con Franck, su jefe en la agencia de publicidad.

Jorge se quedó clavado bajo el umbral de la puerta, incapaz de creer lo que veía, incapaz de imaginar que Marga podría alguna vez engañarle, incapaz de reaccionar. Ellos, en pleno éxtasis ni siquiera se dieron cuenta de que Jorge estaba allí. Se dio la vuelta y bajó las escaleras. Fue al banco antes de que cerrara y dejó su cuenta casi a cero. Con ese dinero le daba para pagar a sus compañeros lo que les había prometido. Comió en una cafetería y fue después a disculparse con Don Francisco. Recogió a Johnnie del colegio y lo llevó a casa. Marga no había llegado de trabajar. Bañó al niño y se pusieron a ver la tele. Las mismas series de todos los días. En una de las paradas publicitarias, una ONG explicaba las penurias que pasaban los niños de Haití. Al cambiar de canal vieron parte de un documental sobre el cambio climático. El telediario de la tres ponía imágenes de los atentados de todos los días en Irak. Las lágrimas cayeron en silencio por las mejillas de Jorge cuando Johnnie se había quedado dormido abrazándolo. Jorge lo miró y lloró aún más.

―Pobre hijo, lo que te espera―susurró mientras apagaba la tele y lo llevaba a dormir. Jorge también se acostó sin esperar a que llegase su mujer. No quiso pararse a pensar si las sábanas eran las mismas en las que su mujer había estado esa mañana con aquel tipo.

A la mañana siguiente Jorge se despertó temprano. Despertó a Johnnie y, por primera vez en mucho tiempo salieron pronto. No hubo juegos ni bromas. Cuando Jorge llegó a la obra dio el dinero a sus compañeros, cogió la maza y casi no necesitó ayuda de los otros para derribar la casa.

Gabriel se acercó a Jorge:

―Parece que ya se te pasó lo de ayer, ¿no? Aunque te ha salido cara la broma. ¿Qué coño te pasó?
―Nada, eran solo tonterías que se me metieron en la cabeza. Luego me dí cuenta de que aquí estamos para trabajar y no para estar haciendo tonterías. Uno a veces piensa que puede hacer algo para cambiar las cosas, pero son como pequeñas borracheras de ilusión, pequeños chutes de heroismo.

―Coño, Jorge. Creo que es la primera vez que te veo siendo un poco cínico. ¿Dónde está tu ingenuidad y tu optimismo? No pareces tú.

―Tienes toda la razón, Gabriel. Perdona, tengo que seguir trabajando.

Cuando empezaba a atardecer, la casa ya estaba derribada. La oscuridad de la noche fue ganando terreno y la gente se fue a casa, huyendo del frío y la humedad nocturna. Hasta el día siguiente.


Fin

martes, 20 de abril de 2010

Algo más sobre Obras Completas y otros cuentos de Augusto Monterroso. Tertulia 16 de abril de 2010

Aunque no tuve más remedio que felicitar a Susana por su reseña de la tertulia, me encantó, no quiero dejar de apuntar algunas de las cosas que en nuestra última tertulia se comentaron sobre Augusto Monterroso y el libro que habíamos escogido para la misma: Obras completas y otros cuentos.

La tertulia propiamente dicha, -los prolegómenos gastronómicos, la recepción de los asistentes y una puesta al día de nuestras vidas siempre son lo primero- comenzó con una lectura de la biografía de Monterroso, escrita por Daniel Mesa, quien es profesor de Literatura hispanoamericana en la Universidad de Zaragoza y que está publicada en el volumen “100 escritores del siglo XX – Hispánico”. Recojo al final algunos párrafos que nos llamaron especialmente la atención ya que contextualizan algunos de los cuentos que tuvimos la oportunidad de leer en el libro que nos ocupa.

Los comentarios a los cuentos del libro fueron en general positivos, decantándose cada uno los que asistimos por uno diferente. Así Miguel Angel, dijo que le encantó la permanente indefinición del protagonista de “Leopoldo a sus trabajos”, y que en general, los cuentos cobraron para el mucha intensidad en los primeros, decayendo, para luego subir su interés en los últimos títulos. Creo recordar que “Primera Dama, fue el cuento que entusiasmó a Jon, por la estupidez del personaje como símbolo del poder (la esposa del Presidente empeñada en recitar sus cursis poemas en público, abusando de su posición).

A Teresa y a Paloma les gustó la historia del gigante sueco en el cuento de “El Centenario”, donde el malogrado personaje sucumbe a su propia codicia ante la chingada de un mexicano que el arrojó una moneda de oro al suelo.

Yo me quedé con el cuento de Diógenes también, donde destaqué la idea de que como la agresividad puede ser una rasgo hereditario, así lo interpreté del cuento, dónde el personaje se sitúa a veces como el padre agresor y otra veces como el hijo.
Miguel Angel también nos desveló “la verdadera” interpretación del cuento de El Dinosario. Dijo, “de buena fuente” que en realidad era le propio Monterroso que se refería así a un molesto compañero de habitación (El Dinosaurio) que permanecía en su cama cuando se despertó.

Tuvimos también la oportunidad de jugar a completar el cuento de “El Dinosaurio”, en el que respondiendo a las preguntas ¿Qué pasó antes? Y ¿Qué pasó después? Y ante la foto de un “auténtico” dinosaurio”, pudimos desarrollar nuestra labor literario-creativa. Ninguno coincidimos en los finales y comienzo creados del cuento, tal el poder sugestivo de creatividad del cuento. Destacó Cristina por su desmarque ante las cuestiones planteadas y ella misma prefirió a su vez formular un bueno número de preguntas –a las que ninguno supimos contestar- y que la consolidan como la filósofa de la tertulia-.

Lo que dice Daniel Mesa.

“Al hablar de Monterroso, la paradoja y el tópico parecen inevitables: pequeño gigante de las letras hispanoamericanas contemporáneas; inconmensurable maestro de la brevedad; inteligentísimo explorador de la insondable tontería humana; risueño contador de cuentos tristes…Todo eso fue, entre otras cosas, Monterroso. Su figura desborda las fronteras nacionales y no sólo con la (paradójica) magnitud de su obra, que, según quienes han querido medirla, no debe alejarse mucho de las mil páginas. En realidad, no resulta fácil decir de dónde era Augusto Monterroso: nacido en Honduras, l 21 de diciembre de 1.921, eligió la nacionalidad guatemalteca, porque en ese país transcurrió su juventud y allí alcanzó la mayoría de edad; y, finalmente, se radicó en México, desde donde fue irradiando su escritura. Su patria – otro tópico, al fin- fueron las letras.
………..
En 1936, la familia, que se movía “nerviosamente” entre Honduras y Guatemala, se instala definitivamente en este último país. Al año siguiente, el joven Augusto comienza a trabajar en una carnicería, cuyo “ilustrado” dueño le orienta en su primeras lecturas. Nueva paradoja, nuevo tópico: entre la carne comienza a cultivar el espíritu; es allí donde Monterroso empieza a leer a los clásicos, a estudiar latín, a fraguar su impenitente auto didactismo.
………..
En 1.952 publica un par de cuentos, que se contarán entre los más conocidos suyos: “El concierto”, sátira de las relaciones del poder con la cultura, y “El eclipse”, concisa fábula anticolonialista, que luego pasarán a su primer volumen de relatos, que está empezando a cobrar forma en esos años.

……Cuando en 1.954, Arbenz es derrocado, …Monterroso renuncia a su cargo diplomático (Cónsul de Guatemala en Bolivia) y se traslada a Santiago de Chile, Allí publica uno de sus cuentos más famosos , “Mister Taylor”(1.955), que había traído escrito de Bolivia. La historia de ese “cazador de cabezas en la selva amazónica” , que la final resulta víctima del éxito de su propio negocio, ha sido leída como alegoría de las relaciones neocoloniales, de los absurdos a que puede llevar la lógica del despojo y del máximo beneficio, que hacía estragos en Centroamérica. Es también, quizá principalmente y tristemente, una extraordinaria fábula, contada con un tremendo humor negro, sobre la estupidez humana, el gran tema monterrosiano.
………..
En 1.956, se produce el regreso definitivo de Monterroso a México, donde emprenderá trabajos académicos y editoriales, al tiempo que prepara el que será su primer libro, publicado en 1.959, el titulado irónicamente Obras completas (y otros cuentos). Ahí incluye la mayoría de los relatos publicados previamente y también el que será su más famoso texto, el “minicuento” .que Monterroso se divertía llamándolo novela- titulado “El dinosaurio” (“cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”). A partir de esta línea, tan citada, parodiada y a menudo tergiversada , se genera la leyenda de Monterroso, como “maestro de la brevedad”, aunque la mayoría de los relatos de este primer volumen son de extensión “regular”. A partir del huevo de ese dinosaurio, puede decirse, eclosiona un género: la minificción, sin que Monterroso pudiera hacer mucho por evitarlo.
…………”


Joaquín 20 de abril de 2010

Cuento - Multiautor

Queridos tertulianos, en la pasada tertulia nuestros amigos John y Joaquín nos deleitaron con sendos cuentos que fueron muy alabados.
En este sentido me ha parecido interesante incorporar un nuevo juego para la próxima tertulia en la que participemos todos los "asociados".
Se trata de crear un cuento - multiautor, es decir voy a proponer un párrafo de un cuento, el cual pasaré a uno de los tertulianos pudiendo continuar el mismo bien a continuación o bien escribiendo alguna idea previa a la facilitada (no sé si me estoy explicando adecuadamente).
El cuento irá pasando de uno en uno (en un fichero word) y finalmente el último al que le llegue será el encargado de su lectura en la próxima tertulia.
Aunque la longitud de las aportaciones no está delimitada se sugiere que no sean muy extensas.
Un subproducto del juego puede ser el tratar de identificar a quién corresponde cada trozo dado el conocimiento que tenemos de los participantes, lo cual nos llevará, sin duda, a interesantes sorpresas.
Para conocimiento de todos voy a mandar mi propuesta a un tertuliano quien lo irá pasando.
Espero que os guste esta nueva iniciativa de "lapolemicajazara".
Besos a todos

lunes, 19 de abril de 2010

La noche de los libros - Madrid 23 de Abril 2010

Dado que todos los polémicos jázaros estamos unidos por la pasión por las letras y los libros, me gustaría que nos hicéramos eco en el blog de esta interesante noche.

Ya sabéis que las librerías, bibliotecas y cafés de Madrid amplían sus horarios y sus actividades este día. Se puede ir a una librería a echar un vistazo a los últimos títulos, disfrutando de un 10 % de descuento, mientras un cuentacuentos o un grupo de Jazz ameniza la noche y te invitan a un vinito.

Concretamente, conocemos a alguien que trabaja en la librería especializada en literatura de viajes "Altair". Nos invitan a tomarnos un vinito a las 20:00 de la tarde, con una temática elegida a la sazón: Viaje por los instrumentos africanos. Nos ofrecerán además del género literario una actuación de cuentacuentos y de música africana. Dirección: C/ Gaztambide, 31

Además de esta librería hay otras que ofrecen interesantes planes para la noche:

www.madrid.org/lanochedeloslibros


Ahí os lo dejo. Si alguno se apunto quizás nos veamos.

Jon

Cuarto y mitad. Tertulia del 16 de Abril 2.010

En la tarde de un viernes que no fue el primero ni será el último, se consolida nuestra tertulia.
Únicamente el peso de un embarazo, de una semana imposible, o de la propia boda, impidieron que asistiésemos todos.
Conseguimos ponernos cara quienes aún no la teníamos.
Entre juegos, acertijos, guacamole y libros, ignoramos que la lluvia salpicaba en los cristales y empapaba la noche.
Compartimos risas, cuentos, vino, fresas y literatura. También secretos. Bien sabía Miguel Ángel el efecto que su revelación tendría.
Entre la lista de libros propuestos, me ilusiona que Teresa, Cristina y Paloma redundasen en un particular homenaje al fallecido Delibes (*).
Si apunté bien, y teniendo en cuenta que Jon no me lo puso fácil, paso a enumerar la lista de los títulos expuestos:

“Mujer de Rojo sobre fondo gris”, de M. Delibes
“El viejo y el mar” de Heminway.
De Murakami, surgieron varios títulos: “Umibe no Kafuka” y ” Noruwei no mori”, traducido al español “Tokio Blues” y “Kafka en la orilla”.
“Queremos tanto a Glenda”, de Cortázar.
“Odio, amistad, noviazgo, amor y matrimonio”, de Alice Munro.
“Los Artículos” de Mariano José de Larra.
“Lo que esconde tu nombre” de Clara Sánchez, último premio Nadal.
“La elegancia del erizo” de Muriel Barbery
“Fin” de David Monteagudo.
Los 3 finalistas fueron Delibes, Muriel y David Monteagudo, alzándose este último como ganador con los votos de todos nosotros.
Esta primera obra de un autor, desconocido, obrero de una fábrica y cuarentón, viene avalada por una editorial de prestigio (Acantilado), y las 10 ediciones que acumula desde su publicación en Octubre de 2.009.
Sin embargo, quizás el argumento que decantó mi decisión por estas 350 páginas de trasfondo misterioso, fue anticiparme a la peli: Amenábar ha adquirido los derechos.

Como lo propuse yo, en algún momento intentaré explicar por qué, después de 100 páginas de diálogos sobre la inmigración, modelos de coches y urbanizaciones ilegales, consigue adentrarnos en un nivel de lectura distinto, descolocando al lector.
Quizás sea el acierto que explique las 10 ediciones.
Por el momento os animo a que disfrutéis de la magnífica portada de Leonard Beard.
La próxima cita en un mes.


(*) Deciros que AUSTRAL ha editado por 6,95 € bastantes de los títulos de Delibes, entre los cuales se encuentra “Mujer de rojo sobre fondo gris” y todos los Diarios.

Susana

Tarde pero que muy tarde. Tertulia del 26 de Marzo

Después de una intensa cata colectiva de vinos de Lanzarote, Rioja, Ribera y Somontano, de acuerdo con el protocolo, se procede a votar el libro seleccionado para la próxima tertulia.

Primera votación, se perfilan los favoritos. Hacemos una pausa para valorar los resultados. Susana tiene ventaja, cuenta con su voto y un voto delegado. Se lo merece por el pastel que ha traído a la tertulia, aunque las papas arrugadas, el guacamole o las empanadas también justificarían un mayor nivel de representación.

La variable peso, también conocida como número de páginas, ha sido determinante. Los libros más votados, no necesariamente por este orden, han sido los siguientes:

“El tiempo envejece deprisa”, de Antonio Tabucchi.

“Queremos tanto a Glenda” de Julio Cortázar.

“Martin Eden” de Jack London

“Diario de un jubilado” y “Señora de rojo sobre fondo gris”, de Miguel Delibes

“Obras completas y otros relatos”, de Augusto Monterroso

“Suicidios ejemplares” y “Dublinesca”, de Vila Matas

“Los mitos de Chultzu”, de H.P. Lovecraft

“El precio del paraíso” de Manu Leguineche

“Short Cuts” de Raymond Carver

Fuera de la lista de finalistas figuran, entre otros, “La noche de los tiempos” de Antonio Muñoz Molina; “El Ocho”, de Catherine Neville; “La piel del tambor” de Pérez Reverte, y los “Relatos” de Hemingway.

Siguen las votaciones y se acaba el vino. Justo a tiempo para anunciar el ganador y finalista del día y la sede de la próxima tertulia. La cita será en casa de Susana, el próximo 16 de abril. El libro ganador “Obras completas y otros relatos”, de Augusto Monterroso. El finalista, “El tiempo envejece deprisa”, de Antonio Tabucchi.

Joaquín aprovecha que estoy a su lado para pedirme muy amablemente que elabore el acta de la votación. Por supuesto, ha sido otra vez el anfitrión perfecto. Gracias Joaquín, creo que en nombre de todo el jurado.

Sólo unos días después, muy pocos días después, me pregunto si los títulos serán los correctos y si estoy escribiendo bien los apellidos de los autores.

Si son las obras completas, ¿de quién son los otros relatos?

No importa que Tabucchi haya sido sólo finalista. Un título como el suyo obliga a leer un libro más. En la noche de los tiempos.

Gabriel

domingo, 7 de marzo de 2010

La primera Tertulia: "El Diccionario Jázaro. Novela Léxico" de Milorad Pavic (19/02/2010)

Me pidieron que escribiera unas líneas sobre la terturlia de ayer, con el único fin de ir dejando constancia de nuestras reuniones, y cómo no, provocar cierta envidia en los que no pudisteis asistir.

Como no hay una metodología preestablecida en la narración de estas peculiares "actas" voy a hacerlo con mi humilde entender, pidiendo disculpas de antemano a los que tengáis altas expectativas en esta narración.

En primer lugar no puedo dejar de agradecer a Joaquín por su entusiasmo en la creación y apoyo a esta tertulia que, sin duda, tiene una enorme proyección. Se ve, se siente en múltiples detalles que intentaré dejar plasmados. Nada más llegar pude sentir en el ambiente una tremenda energía positiva hacia el diálogo, el intercambio de ideas, la buena predisposición de todos los presentes y creo que fue porque todos los que nos encontramos allí tenemos algo en común: el amor apasionado por la lectura e intentar pasar un rato agradable charlando entre nosotros. Lo cierto es que la casa de Joaquín ayuda muchísimo, es un sintio muy acogedor, pensado en todos sus elementos para compartir, intercambiar, pensar, sentir, ...

Todos los tertulianos aportamos nuestro granito de arena en complementar una buena charla con unos detalles gastronómicos dignos de la más alta cocina internacional. Creo que no desmerezco a nadie si apunto que las papas "arrugás" con mojito, el queso, la empanada y los suculentos helados de postre estuvieron a la altura de tan sigular evento. Del vino no puedo opinar porque soy más de cervezas, pero a juzgar por la rapidez con la que se consumió creo no equivocarme si apunto que era excelente.

Salvamos los prolegómenos habituales en este tipo de reuniones, Joaquín como perfecto anfitrión y coordinador de la tertulia, inició lo que muchos de los allí presentes nos temíamos ... hablar del Diccionario Jázaro. No estuve presente en la primera reunión, pero que se ha tratado de un libro que no ha pasado desapercibido para nadie. Alguien en algún momento apuntó que las verdaderas obras de arte son las que no dejan indiferente a nadie, pues sin duda estamos ante una verdadera obra de arte ya que tuvo enardecidos defensores así como asistentes que lograron odiar el famoso libro.

Dejando a un lado a Víctor, que humildemente creo que está en "otra dimensión" de la lectura, ya que afirmó haberse leído el endemoniado libro en dos días, mis sensacionese hacia el mismo se pueden resumir que estábamos ante un ejemplar que está muy por delante de la literatura que podríamos considerar "tradicional" o lineal como se repitió en reiteradas ocasiones a lo largo de la velada. Sin duda ha es un libro que demuestra que su autor es una persona con una imaginación desbordante y con una mente privilegiada capaz de exasperar y fascinar al mismo tiempo.

Hay que hacer una mención especial a Onelia que ha tenido que convivir durante todo este tiempo con dos personas apasionadas con el libro al tiempo que ella no encontraba los motivos de su inusitada fascinación ... (un aplauso para Onelia). Cris y Mónica admitieron que el libro se les atragantó y uno no tiene el cuerpo para "pegarse" contra el muro de la literatura. A Hugo le faltó el "manual de instrucciones" de cómo leer el "desplumado" libro (curiosamente a todos los presentes el libro, no sabemos si por defecto de fábrica o por el uso, tenía la peculiaridad de desprendérsele las pastas). A Joaquín le fascinó pero le faltó tiempo para reposar la lectura y admitió que no es un libro para leer antes de irse a dormir.

Personalmente me quedo con la descripción que hizo del mismo John. Es un libro de poesía escrito en prosa. Nos deslumbró a todos haciendo interpretaciones de pasajes, puramente personales, pero que nos enriquecieron viendo que ante una misma sucesión de palabras las interpretaciones son extraordinariamente variadas. No se si habrá en la vida de John un antes y un después de este libro, pero de lo que cabe ninguna duda es que ha sido captar parte de la esencia.

He dejado deliberadamente a Víctor para el final. Afirmó que su lectura fue "diagonal" intentando ir enlazando los diferentes libros y sus intrínsecas historias, enlazando, coordinando, vinculando ... en definitiva hipertextualizando su lectura. Decididamente no me considero capaz de hacer el esfuerzo mental que ese trabajo intelectual requiere.

Finalmente estuvimos viendo las posibilidades que tiene una tertulia de estas características y aquí han surgido varias iniciativas que me gustaría dejas explícitas:

- En primer lugar todos los presentes suscribimos la creación de un blog que se constituirá como el eje angular de nuestra tertulia. El nombre ... cómo no ... "La Polémica Jázaro" por motivos obvios. Para mi es un secreto como entre John y Víctor van a ser capaces de hacerlo tangible en el mundo virtual. Además para colmo estará conectado, sigo sin comprender cómo, estará en Facebook y tendremos el privilegio de recibir mails cuando haya eventos o aportaciones. Todo un misterio.

- En segundo lugar, coincidimos en que nuestras aficiones comunes tienen más puntos en común que la buena gastronomía y la lectura y, claro apareció algo intrínsecamente relacionado, el cine. ¿Por qué no quedar para ver alguna película que nos interese?. Ahí quedó la propuesta ... ahora se trata de recoger el guante.

- Finalmente entramos en el complicado aspecto de la elección del próximo libro. Cada uno fuimos exponiendo nuestros intereses de lectura. Todos coincidimos en que habría que poner un contrapunto al Diccionario Jázaro y abordar un libro de lectura más ... digamos ... suave. Tras una votación elegimos "Abierto toda la noche" de David Trueba. Joaquín nos presentó el libro de tal forma que nos sedujo a todos. Literatura divertida, fácil de leer, con personajes variados y singulares ... irresistible.

No quisiera terminar mi humilde testimonio sin dejar constancia de la enorme variedad de libros que se pusieron "sobre la mesa". Todos ellos fascinantes en algún sentido. Ahí queda por si alguien tiene tiempo y ganas:

"La elegancia del erizo". Muriel Barbery
"Las nueve revelaciones". James Redfield
"El tiempo entre costuras". María Dueñas Vinuesa
"Sauce ciego mujer dormida". Huraki Murakami
"Obras completas y otros cuentos". Augusto Monterroso
"Alicia en el país de las maravillas". Lewis Carroll
"Intimidad". Hanif Kurerishi
"En tierras bajas". Herta Müller
"Viaje al pasado". Stefan Zweig
"El Golen". Gustav Meinrik
"Abierto toda la noche". David Trueba
"Odio, amistad, noviazgo, matrimonio". Alice Munro
"El sanador de caballos". Gonzalo Giner

Estamos emplazados nuevamente en la acogedora casa de Joaquín el próximo 26 de marzo de 2010.

Gracias a todos

Miguel Angel Dorado